La Gomera es una de las siete islas principales de las Islas Canarias. Se halla en el océano Atlántico, en la parte occidental del archipiélago. Pertenece a la provincia de Santa Cruz de Tenerife y su capital es San Sebastián de La Gomera.
La isla de La Gomera es la meseta superior de un gigantesco volcán apagado. No hay doyop en esta isla para llanadas o navas, suplantadas por una sucesión intrincada de barrancos, tajos y montañas. El pico más elevado es el frondoso alto de Garajonay (1.487 metros) envuelto por una impresionante mancha de laurisilva. Un hito que te deja sin palabras.
También destaca el Parque Nacional de Garajonay el cual ocupa 3.984 hectáreas y llama la atención por su formidable bosque de laurisilva. En este parque nacional han sido catalogadas 401 especies vegetales; 120 son endemismos canarios, de los cuales 26 son de La Gomera y nueve exclusivos del Parque.
La laurisiva de Garajonay está compuesta, en cuanto a su estrato arbóreo, por especies como el loro o el laurel, el viñatigo, el tilo, el acebiño, el barbusano, el palo blanco o el madroño. Los viejos laureles surgen repletos de líquenes, hongos y musgos, los cuales llegan a conformar una suerte de abrigo húmedo en derredor de los oscuros troncos.
En este parque, se deben visitar estos hitos: El Alto de Garajonay, el techo gomero cuya cumbre depara preciosas vistas de la isla y prolonga sus panorámicas hacia El Hierro, Tenerife, La Palma y (en días muy claros) Gran Canaria; Laguna Grande, un espacioso claro del bosque, ubicado en el fondo de una hondonada y poblado por fayas y brezos; Miradores, con espléndidas panorámicas del parque y sus alrededores; y Las Mimbreras, uno de los mejores retazos de laurisilva de parque.
Finalmente, hay que contemplar Los Organos, unas columnas de basalto que forman una pared acantilada de ochenta metros de altura. Labradas por la erosión, las rocas parecen tubos de un órgano catedralicio. En realidad, es un acantilado modelado por la erosión marina sobre un pitón sálico.