Arévalo está a 50 kilómetros de Ávila y a 126 de Madrid. Su notable conjunto histórico y la fama de su gastronomía lo han convertido en una cita imprescindible para abulenses, salmantinos, pucelanos, segovianos y madrileños.
Arévalo, capital de la comarca de La Moraña, es un pueblo grande, con un estilo propio del románico-mudéjar español, con su castillo, sus tres plazas, sus palacios de fuste, sus iglesias, así como su cochinillo asado,sus asados de cordero y cabrito , sus garbanzos blancos y tiernos, sus torrijas, sus rozneques (tirabuzones de masa frita duces y anisados) y su pan llamado la torta del vedor.
Recomiendo pasear por las calles de Arévala a primera hora del día. Se disfruratá con los soportales, las casas señoriales y las tres plazas porticadas: la de la Villa, con sus impresionantes pórticos; la del Arrabal, con sus iglesias y su monumento al cochinillo; y la Real, con un palacio actualmente transformado en convento.
Después, recomiendo ir las Iglesias de San Martín, San Miguel, San Juan, Santo Domingo de Silos y en las afueras de Arévalo la Iglesia de la Lugareja. Para comer, sugiero probar el sabroso cochinillo asado de Arévalo que compite por el galardón de mejor cochinillo de España Peñaranda de Bracamomente (Salamanca) y Segovia.
A renglón seguido, se puede visitar el Castillo de Arévalo (siglo XIV) que se encuentra en un altonazo, en la confluencia de los ríos Adaja y Arevalillo. El castillo destaca por su magnífica torre de homenaje de corte morisco cuya redondeada silueta es la mayor icono de este pueblo abulense. Fue usado como residencia de personajes célebres como Isabel la Católica, Felipe II y Beatriz de Portugal.
Finalmente, hay que acudir a los conventos: San Francisco, Santa María la Real, San Nicolás y Santa Isabel de la Encarnación. Y si queda tiempo hay que comprar varios objetos de la comarca teniendo en cuenta que Arévalo es la sede de la Feria de Anticuarios de Castilla-León.
