Con sus más 1.125 metros de altitud media sobre el nivel de mar, Ávila es la provincia más alta de España. Ávila cuenta con una amplia variedad de hábitats, paisajes y culturas, pues en el norte abunda la clásica meseta cerealista castellana, en tanto que el centro es montañoso, con la sierra de Gredos como principal hito. Y el sur, justo debido a que Gredos lo protege, goza de un clima tan mediterráneo que a incluso florecen limoneros y naranjos.
La Sierra de Gredos es una impotente mole de granito en la que los glaciares han tallado gargantas,circos morrenas y riscos, aparte de que varias de las aguas de aquellos hielos continúan atrapadas en lugares como tan hermosas como las Cinco Lagunas. También la zona de los Galayos llama la atención por las pintorescas formaciones pétreas que allí aparecen.
Recomiendo arrancar la visita en el entorno del Parador de Gredos. Cerca se encuentra el nacedero del río Tormes, en un paisaje de densos pinares y praderas. Asimismo, se debe ir a Hoyos del Espino, desde donde sale una pista que enlaza con la Trocha Real, que conduce a la Laguna Grande y el Charco Esmeralda, al pie del Circo de Gredos. Allí sobresale el pico Almanzor, techo del macizo central con sus 2.592 metros.
El valle del Tiétar está ubicado tan al sur de la provincia abulense que durante muchos kilómetros el curso del río Tiétar es frontera con Toledo. Presenta un clima templado tanto que se le conoce como “La Andalucía de Avila”. Desde naranjos, olivos y vides hasta frutales y huertas, el paisaje ofrece una interesante panoplia de colores con el verde como base.
Ya sea por las laderas de Gredos o ambas orillas del Tiétar, existen magníficas excursiones para completar, aparte de que el río se está recuperando con objetivos turísticos y abundan los lugares preparados para el baño, las conocidas piscinas naturales.
Finalmente, hay que visitar la cueva del Cerro del Aguila, una gigantesca oquedad en la que a a lo largo de un paseo de más de un kilómetro practicado en su interior se pueden contemplar infinidad de estalactitas y estalagmitas; y Candeleda que sorprende por sus pintorescas calles sombreadas con palmeras y naranjos y la personalidad de su casco viejo.
