La Torre Agbar es un famoso rascacielos ubicado en la confluencia de la avenida Diagonal y la calle Badajoz junto a la plaza de las Glorias y que señala la puerta de entrada al distrito tecnológico de Barcelona, la capital de Cataluña.
Dispone de 34 plantas sobre la superficie así como de cuatro plantas subterráneas para un total de 145 metros de altura, convirtiéndose, en el momento de su inauguración (junio de 2005) en el tercer edificio más alto de Barcelona, solo superado por el Hotel Arts y la Torre Mapfre, ambos con 154 metros.
Sobresale como uno de los edificios más impactantes de la Barcelona vanguardista y cosmopolita. Un elemento emblemático del skyline barcelonés.
Esta torre fue diseñada por el afamado arquitecto francés Jean Nouvel con una particular forma de proyectil, inspirada en las formas de la montaña de Montserrat y en los barceloneses diseños gaudinianos de la conocida Sagrada Familia.
Todo el edificio se encuentra recubierto de unas placas de aluminio que le dan color y, sobre éstos, de unas láminas de vidrio dispuestas en variadas inclinaciones. Esta cobertura exterior, que encima camufla sus 4.400 ventanas, le otorga una estampa camaleónica toda vez que la torre adquiere distintas tonalidades según la hora del día o la época del año.
Pero cuando realmente resulta más espectacular la Torre Agbar es después del ocaso, con su sensacional iluminación nocturna: dispone de más de 4.000 dispositivos luminosos que permiten poner en marcha millones de combinaciones de colores, si bien, por desgracia, estas posibilidades son poco usadas en el día a día.
El edificio está destinado a oficinas, con lo cual solamente puede visitarse el vestíbulo, sin embargo la empresa propietaria está estudiando la opción de organizar visitas guiadas durante los fines de semana.
Finalmente, si uno se encuentra en Barcelona durante la Nochevieja, tiene que observar el edificio durante las campanadas de medianoche. El espectáculo está más que asegurado; es fantástico.
