De tapeo por Santander

En Santander, tenemos varios lugares para disfrutar del tapeo. Es en las calles que discurren paralelas al paseo de Pereda, donde la concentración de bodegas, mesones y bares es mayor. Sirvan de ejemplo, Las Hijas de Florencio (paseo de Pereda) es uno de los bares de tapeo más animados de la ciudad, con clientela treintañera. Tostas riquísimas, chapatas y raciones de embutidos, ventresca y anchoas.

En Daoíz y Velarde se encuentra una de las bodegas con más tipismo de la ciudad. La Cigaleña, cuyo interior parece el museo del vino, mientras que Rampalay es otro clásico especializado en trabajar el formato de la cazuelita, y la Rana Verde, un bar más moderno con tipo de raciones con la patata como base. Un magnífico ejemplo de bar de pinchos modernos se halla en La Casa del Indiano (Mercado del Este).

En la calle Hernán Cortés, Casa Ajero ofrece buenas rabas y tapas de pescado. En la caller Arrabal, A-11 cuenta con una buena selección de pinchos y tapas elaboradas junto a una carta de vinos muy cuidada. En Peña Herbosa debemos probar las fabulosas cazuelitas de jabalí, venado o liebre de Casa Albo.

Siguiendo por Bonifaz, el mesón Fuente Dé nos obsequia con sabrosas tables de quesos picón y contundentes platos de cocido lebaniego. Mención de honor merece también El Diluvio que , pese a reducidas dimensiones, es uno de los bares de pinchos más completos de Santander.

Por úlitmo, hay que recordar que uno de los productos indispensables del tapeo en Santander son las rabas (calamares rebozados y fritos) que se preparan como en pocos sitios. La ciudad santanderina cuenta con una concurso dedicado a las mismas y con un circuito de bares estrella donde los bordan.

Habría que empezar en Marucho, seguir hasta la calle Tres de Noviembre para repostar en Chopitos y Sena, y acabar en Lauri y La Cecilia, que ha ganado en más de una ocasión el concurso de rabas que organizada el Ayuntamiento de Santander.