Almazán, un singular rincón soriano

Almazán es un preciso pueblo de la provincia de Soria (Castilla-León) que está a 32 kilómetros de la capital soriana  y a 192 kilómetros de Madrid. Repoblado por el rey Alfonso I de Aragón (1128), ha tenido una historia singular. Aquí, por ejemplo, Fray Gabriel Tellez, popularmente conocido como Tirso de Molina, cerró su dramática vida en el convento de mercedarios de Almazán en el año 1648.

Además, en Almazá hay que probar sus yemas y sus paciencias (popularmente denominados  pedos de monja), pastas pequeñas, redondas y duras. Asimismo, destaca por su importante industria del mueble.

La visita arranca en la iglesia de San Miguel. Es un templo románico construido en el siglo XII, con planta basilical de tres naves y ábside, sobrio exterior con porche y campanario de base octogonal. Las naves laterales cuentan con una  bóveda de cañón de tendencias ojivales;  en tanto que el segundo tramo de la nave central se cubre con una bóveda de crucería. La influencia musulmana resulta patente en la cúpula estrellada, cuyos nervios descansan en ménsulas.

También hay que visitar otros dos edificios religiosos. La iglesia de Nuestra Señora del Campanario cuya triple cabecera absidal y la nave del crucero suponen los únicos restos de la fábrica románica original. Y en la iglesia de Santa María llamala la atención  el notagble retablo mayor levantado en el  siglo XVI bajo el  estilo plateresco.

Por otra parte, recomiendo visitar  las Murallas. Se conservan varios tramos de fortificación de incios del siglo XII. Encima junto al río Duero se alza un torreón cilíndrico, con matacanes superiores, denominado  rollo de las Monjas.

Por otro lado, sugiero conocer el Palacio de los Condes de Altamira, ubicado en la plaza Mayor. La fachada principal (erigida a finales del siglo XVI) es de sobrio porte clasicista y dos torres de poca alzada refuerzan de los laterales. La fachada posterior, que da al río, fue construida en el siglo XV.

Finalmente, en la próxima localidad de Matamala de Almazán hay que contemplar los veintitrés gigantescos sequeoias de la ribera del río Izana; fueron plantados hace más de cien años  y presentan unas grandes dimensiones.