El Cabo de Finisterre (Finis Terrae; el lugar donde acaba la tierra) es una franja de territorio que se adentra en el mar y se une por medio de un istmo arenoso al promontorio rocoso de cabo Fisterra. En la Antigüedad, se creía que allí se finalizaba la tierra y comenzaba el infinito mar.
Finisterre se encuentra en la Costa de la Muerte, a 108 kilómetros de A Coruña y 110 kilómetros de Santiago de Compostela. Sugiero llegar allí a través de la carretera turística de la Costa de la Muerte para comprobar la belleza del paisaje y los pueblos.
El viaje a la punta de Finisterre, por su significación histórica, se trata de un rito iniciático para viajeros avezados y una absoluta delicia para turistas amantes de los paisajes marinos. Llegar a la cima de Finisterre, sentarse en las rocas, ver el mar batiendo contra los acantilados y las rocas, oír a los gaviotas y disfrutar con la puesta de sol serán recuerdos que nunca olvidaremos.
Desde la cumbre del Monte Pacho (unos 250 metros de altura) , se divisa el islote de O Centollo donde han tenido lugar muchos naufragios. Para acceder a este lugar, hay que tomar el camino que sale a la derecha del cruce anterio al faro.
El Faro de Finisterre es el más importante de esta Costa de la Muerte. Su luz guía a los barcos por estas aguas tan peligrosas por los temporales y los bajos o arrecifes que existen. El edificio actual es 1853, mide 17 metros de alto, y su luz alcanza más de 30 millas naúticas.
Finalmente, una visita a los restos de la ermita de San Guillermo y las Piedras Santas, el antiguo Ara Solís marcarán el final de nuestro viaje por Finis Terrae. Y si queda tiempo, se puede ir al pueblo de Finisterre y sus bellas playas, así como disfrutar de la magnfíca comida y bebida gallega; las mariscadas de Finisterre son muy famosas.